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domingo, 18 de enero de 2015

Un baile en solitario.

En el frío extremo, las cosas se vuelven un poco surrealistas, no solo por la neblina (con la cual uno se siente caminando en el cielo) sino por que nos obliga a caminar y vestirnos de una manera inusual, con dos mudas de ropa bajo una inmensa chaqueta. Por eso al ver esta flor me sentí identificado, ella parecía imitar mi transitar con la cabeza agachada gracias a la cual, la vi. Me atrajo su color y esa capa blanca en su tallo, hojitas y cáliz. Me la imaginé un mamífero en la nieve o como un esquimal en espera pacientemente de que pase la tormenta. Luego volví a sentirme yo, disfrutando su baile de de poco y muy agraciados colores, luego me fui, quería que ella siguiese siendo ella, encantadora, plena, acompañada del viento y algunas gotas de lluvia.



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