Soñar Siempre

Un nuevo semestre se acaba. La verdad no me fue muy bien. Lo digo porque la mayoría de cortos que presentaron mis estudiantes en la muestra de video no fueron buenos. Pudiera escribir varias páginas explicando los errores técnicos, estéticos o narrativos pero ese no es el tema en este blog personal. Por el contrario, luego de la tormenta vino la calma. Mientras observaba los resultados producidos por los estudiantes, me autocriticaba y planeaba cambiar de metodología, hacerla más práctica, procurar una escritura dirigida, sensibilizar los sentidos desde la poesía pero también desde la tecnología.

 Estaba terminando la última jornada de la muestra, cuando entra a la sala de proyecciones el director del departamento de artes, una representante del Banco de la República y una docente de artes de la Universidad Javeriana que reconocí inmediatamente, para proponernos asistir a un taller de videoarte que duraba 2 días. Por supuesto acepté. Conocí a Ximena Velásquez desde el colegio, estudiamos 1 semestre de arte juntos y varias veces la ví en los noticieros nacionales exponiendo en Bogotá. De verdad no podía, ni debía faltar a su taller.

Ya a lo largo de la cátedra nos hizo sentir inspirados, tuvimos la oportunidad de agudizar los sentidos, pudimos escribir palabras que se cruzaban con la poesía y tuvimos la cámara en nuestras manos, conectada directamente con el corazón. Al día siguiente trabajamos en equipo, nos entregó un pretexto para soñar y traficar con lenguajes escritos, orales y visuales. Entonces con dos compañeros participantes nos dejamos orientar para construir un relato y para interpretarlo luego con imágenes en movimiento. Lo grabamos 2 veces, lo editamos en tiempo record, lo presentamos sin sonido porque así lo sentimos más artístico.

 Al final, pude corroborar nuevamente que todo ocurre por algo. Quizás el universo nuevamente confabuló para decirme que debo reinventarme, volver a comenzar, regresar a lo básico, ser más práctico y menos complicado. Los nuevos ejercicios deben ser más inspiradores, las metodologías más productivas, los videos más cargados de poesía visual, los sonidos encontrados en los entornos físicos y mentales, los relatos llenos de pretextos para reflexionar. En consecuencia, solo me resta agradecer, primero a la vida por darme dificultades para comprender que debo aprender a volar de nuevo y luego a Ximena porque además de las excusas, con sus charlas me hizo ver que todavía hay terrenos por visitar y mucho viento para impulsarse. He aquí el video: